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“TRICOMONIASIS: UNA AFECCIÓN REPRODUCTIVA EN EL GANADO BOVINO” Introducción E…

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“TRICOMONIASIS: UNA AFECCIÓN REPRODUCTIVA EN EL GANADO BOVINO”

Introducción
En el ganado bovino existe una gran cantidad de enfermedades ocasionadas por agentes bacterianos, virales y parasitarios que comprometen la eficiencia reproductiva. Tricomoniasis es una importante afección reproductiva provocada por el protozoario Tritrichomonas foetus (T. foetus), un organismo unicelular en forma de pera que se aloja en el tractor reproductor presente en animales de producción y compañía. Se caracteriza por causar infertilidad en el hato y grandes pérdidas económicas. En los últimos años ha surgido una gran preocupación en la industria ganadera de los Estados Unidos de América por la presencia del parásito, en el estado de Texas la prevalencia es de 3.7% cabe destacar que en el verano aumenta la manifestación al 5.5% (Szonyi et al., 2012). El propósito de la revisión es mostrar información básica al lector ganadero referente a tricomoniasis, sus pruebas diagnósticas y el manejo de hatos infectados.

Antecedentes en México
La información sobre la presencia de T. foetus en el país es bastante escasa. En un estudio realizado por Cuevas (1967) se examinaron muestras prepuciales de 234 sementales bovinos de diferentes establos lecheros del Valle de México, como resultado el 12% fueron positivos a tricomoniasis. Adicionalmente, el autor mencionó que los resultados fueron subestimados ya que únicamente se realizó una prueba, sugiriendo que la cantidad de animales infectados era superior.

Recientemente en México, por la cercanía con los E.U.A. y por la disminución de la fertilidad en los hatos, se ha tenido un mayor interés en la enfermedad. En un estudio más actual, realizado por Ramírez (2018) en el estado de Chihuahua, se probaron 762 toros de varios hatos en distintos municipios bajo una técnica molecular más avanzada para la detección del parásito: PCR – tiempo real. Los resultados mostraron una prevalencia de 21.8% representada por los toros examinados que dieron positivo. Además, se obtuvo una alta prevalencia de hato de la enfermedad del 65.5% con al menos un toro infectado. También se encontró la raza y edad como factores de riesgo, identificando al ganado Criollo de Rodeo y Limousin con mayor susceptibilidad.

Los resultados obtenidos en ambos estudios son preocupantes ya que la prevalencia es elevada comparada con la de otros países. A pesar de que esta enfermedad causa grandes pérdidas económicas en los hatos por la disminución de la fertilidad, en el estado de Sonora no existen reportes públicos previos de la presencia o prevalencia de la enfermedad.

Presentación clínica
Afecta tanto al macho como a la hembra, siendo el toro el principal portador pudiendo permanecer asintomático, sin lesiones visibles en la mayoría de los casos sin perder la capacidad de trasmitir el microrganismo. El parásito se aloja en el interior de las criptas prepuciales, en el glande y en la uretra. Por ser una enfermedad venérea la transmisión se ocasiona durante la cópula. La presencia del parásito parece tener una relación con la edad, de manera que es más probable la presentación en toros mayores de 3 años que en toros jóvenes (BonDurant et al., 1990). Además, existe una relación con la raza, siendo los animales Bos taurus como las razas Simmental, Charolais y Angus más susceptibles que los Bos indicus (Rae et al., 2004).

La principal característica en la vaca infectada es la infertilidad. Esta puede comportarse como portadora al estar infectada; es decir, si un toro sano la monta durante el cruzamiento, éste puede infectarse. El protozoario puede estar presente en la vagina, cérvix, útero, placenta y feto. Realmente la infección provoca efectos negativos en la hembra resultando en varias afecciones como vaginitis, metritis, piometras, pérdidas embrionarias, abortos dentro del primer tercio de gestación, así como también la repetición de calores.

Diagnóstico
Se conocen dos métodos de identificación para T. foetus que varían de acuerdo a su efectividad para detectar al parásito.

Para la detección bajo microscopio es necesario recolectar una muestra de esmegma en el caso del macho, mientras que en la hembra de preferencia se debe tomar una muestra vaginal para su incubación a 30° – 37 °C por 48 – 72 horas con el objetivo de apoyar el crecimiento del microorganismo para posteriormente hacer una identificación directa con ayuda del microscopio (OIE, 2019). Con este método es necesario repetir la prueba de dos a tres veces con intervalo entre pruebas de 15 a 30 días, ya que algunos toros con enfermedad crónica pueden arrojar un resultado negativo durante las primeras muestras (Peter et al., 1995).

El reconocimiento a través del diagnóstico molecular se basa en la utilización de la técnica de amplificación de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR). De igual forma, es necesario tomar una muestra de líquidos provenientes del tracto reproductor. En el caso del macho la muestra es tomada de la cavidad prepucial realizando un raspado con ayuda de un catéter especial, posteriormente se transfiere en un medio de cultivo para continuar con la extracción del material genético (OIE, 2019). La alternativa de PCR en tiempo real ha resultado ser la más viable hasta el momento debido a su sencillez y confiabilidad. Además, con una sola prueba es suficiente para obtener el diagnóstico.

Se ha tratado de desarrollar pruebas serológicas; sin embargo, no se ha tenido éxito.

Impacto epidemiológico y económico
La distribución del parásito es mundial (OIE, 2019). Principalmente la enfermedad se presenta en la cría de sistema extensivo donde no se cuenta con una monta controlada (Rae et al., 2004), así como también en sitios donde se comparten toros, o bien, los toros cruzan las cercas y facilitan la propagación de T. foetus entre potreros o ranchos. Un toro infectado puede contagiar al 95% de las hembras servidas (Parsonson et al., 1976).

De acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal, al importar animales deben contar con certificado de sanidad que acredite sean libres de la enfermedad de tricomoniasis sin importar el género del animal; en este rubro destaca la importación de toros para uso como sementales. De igual forma, para la importación de semen se debe acreditar el estado sanitario de los sementales, ya que el protozoario resiste el descenso de temperatura (OIE, 2019), el proceso de enfriamiento y criopreservación de semen en nitrógeno.

Esta enfermedad tiene un impacto económico negativo en la industria ganadera debido a que la rentabilidad de la explotación pecuaria está determinada por la eficiencia reproductiva. Al estar presente la enfermedad se disminuye la fertilidad del hato, incrementa el intervalo entre partos, incrementan las pérdidas embrionarias y disminuye el porcentaje de vacas preñadas (Coker et al., 2018). Se estimada que en un hato infectado alrededor 57% de las vacas no quedan preñadas (Barling et al., 2005). Por lo tanto, decrece la cantidad de becerros destetados al año; además, se incrementa el costo por manutención de animales improductivos.

En los Estados Unidos de América en 1991, se consideró que las pérdidas en el ganado productor de carne debido a tricomoniasis fueron de $650 millones de dólares anuales (Speer y White,1991).

Tratamiento y control
Desafortunadamente no existe tratamiento efectivo contra la enfermedad. Los estudios demuestran mayor eficiencia de los fármacos en pruebas in vitro en comparación con pruebas in vivo. El metronidazol es un antiparasitario considerado como posible tratamiento (Rivero et al., 2019). En ausencia de que aún no hay un tratamiento adecuado para evitar la propagación de la enfermedad, la principal recomendación sería eliminar a los toros positivos del hato. En animales jóvenes la infección puede llegar a desaparecer de manera espontánea (OIE, 2019). En la hembra en la mayoría de los casos genera una resistencia al estar expuesta y se puede limpiar con la repetición de tres a cuatro calores.

Para prevenir la enfermedad se han desarrollado vacunas de tipo monovalentes y polivalentes que ofrecen cierta protección únicamente en la hembra; sin embargo, la realidad es que tienen una baja efectividad. Contrariamente, la vacunación podría tener un efecto perjudicial pudiendo resultar en falsos negativos en las pruebas diagnósticas al reducir la carga parasitaria a niveles inferiores a los detectables (Alling et al., 2018).

Para controlar la enfermedad se pueden implementar algunas prácticas de manejo como el empadre controlado y la inseminación artificial (Skirrow y BonDurant, 1998). Una medida de control importante es reemplazar a los toros viejos o enfermos por animales más jóvenes y libres de la enfermedad (BonDurant et al., 1990). Es muy importante eliminar a las hembras que aborten independientemente de la causa.

Otras alternativas de control recomendadas por la Universidad de Texas A&M son: mantener en buen estado las cercas para evitar la mezcla indeseada del ganado, comprar semen de compañías serías y acreditadas para realizar la inseminación artificial, implementar programas de empadre controlado y sobre todo realizar pruebas para identificar al protozoario en toros.

En el estudio anteriormente mencionado realizado por Ramírez (2018), al implementar las medidas de control pertinentes en los hatos infectados con T. foetus, lograron incrementar la fertilidad entre un 30 – 40%.

Conclusión
Es importante realizar pruebas diagnósticas para detectar la presencia de T. foetus en el hato, sobre todo cuando se presentan problemas de fertilidad. Se recomienda usar la técnica de PCR en tiempo real por su confiabilidad y practicidad. Se deben de determinar los factores de riesgo como la edad y raza de los toros, así como también la implementar un programa de prevención y control que permita reducir los factores de riesgo de contagio introduciendo toros vírgenes al hato y en caso de estar infectado el hato adoptar las medidas de control sugeridas. En estos días que hay una dificultad para comercializar sementales con registro sería oportuno implementar un programa para reemplazar toros infectados por toros vírgenes; sin embargo, aun cuando sabemos que es una enfermedad presente en México se ha ignorado. Finalmente como recomendación adicional, se sugiere realizar una selección estricta de toretes con características de eyaculados sobresalientes, con la intención de mejorar la eficiencia reproductiva.

Adriana Rodríguez Borbón1 y José Alejandro Ramírez Godínez 2
Instituto Nacional de Investigación Forestales Agrícolas y Pecuario1
E-mail: rodriguez.adriana@inifap.gob.mx
Grupo Repro-Tec2

Literatura citada: Consulte en Revista Sonora Ganadera versón completa.


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Fuente

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